En la base del marketing se encuentra la satisfacción de las necesidades de los consumidores mediante el intercambio de benes y servicios.  El éxito de una empresa depende de su capacidad de identificar las necesidades de los consumidores y de satisfacerlas mejor o más barato que la competencia.

Consumidores más sofisticados

El marketing ha incorporado de la psicología y de otras disciplinas marcos teóricos para comprender las necesidades de los consumidores.  La mayoría de estas teorías coinciden en que las necesidades humanas son un número limitado.  Sin embargo, las formas en las cuales se expresan las necesidades son muchas, evolucionan con el tiempo y varían con la cultura. En la última década hemos asistido a cambios culturales que han tenido impacto en cómo los consumidores desean satisfacer sus necesidades. No sólo exigen productos y servicios de calidad a precios razonables, sino que demandan de las empresas un comportamiento ético y moral y respuestas a los problemas sociales y medioambientales que los aquejan. La identificación de estás “nuevas exigencias” de los consumidores y su incorporación en la planificación y gestión del marketing de la empresa resultan clave para lograr la preferencia de los consumidores.

RSE y su impacto en la competitividad

En la práctica, muchas empresas ven a la  RSE  como algo que hay que hacer para reducir la presión de los grupos de interés. En definitiva como un costo más.  La realidad es que las prácticas de RSE pueden impactar positivamente la competitividad de la empresa. Comprender esos impactos de la RSE en la competitividad resulta imprescindible para desmitificar el pensamiento que la RSE es un un lujo que sólo se pueden dar las grandes empresas.  Las evidencias indican que la RSE puede mejorar la competitividad de la empresa mediante la baja de costos, la retención del talento, la fidelización de los clientes, el aumento de la productividad y la baja del riesgo.  La incorporación de la RSE en la estrategia corporativa generará una mayor competitividad. Empresas más competitivas generan mayores utilidades, más y mejores empleos, reducción de la pobreza, aumento del mercado doméstico, más empresas, mayor recaudación fiscal, mayor educación, investigación y desarrollo, mayor competitividad del país, sociedad mejor y más justa.